miércoles, 11 de junio de 2014

Luis se fué  el 25 de Noviembre de 2013. A fines de marzo le habían detectado un cáncer avanzado y él decidió no someterse a ningún tratamiento. Entonces me llamó. Él era mi hermano y aunque nos queríamos, llevábamos varios años sin vernos. Nuestros contactos eran ocasionales, un Feliz Navidad!, un mail cortito, poco más. Yo vivo en el Sur y vengo cada 4 o 5 años y Luis hacía muchos años que no dejaba Buenos Aires. Pude compartir con él su última semana de vida. Estaba sereno, yo diría que en paz o algo parecido. Hablamos mucho, recordamos todo lo que pudimos, nos esforzamos por reír aunque algunas veces lloramos.
 Luis no tenía a nadie en el mundo, solo a mí. Por algún motivo que nunca entendí, en su juventud decidió ser Un Hombre Solo, absolutamente solo. No se si él supo porqué. Nunca tuvo mujer, solo de joven alguna novia, tampoco amigos, ni conocidos. En el trabajo solo tenía empleados. Su relación más cercana era Rosa la señora que hacía la limpieza en su casa todas las mañanas.,
 En aquellos días me dió instrucciones para manejar su legado: Luis tenía bastantes bienes materiales y una Empresa. No me quedaron dudas sobre que hacer con sus cosas. Seis meses después, todo está en orden.
 Solo hubo una cosa que, hasta hoy, no supe resolver. Luis escribía y mucho. Yo no lo sabía hasta que me entregó 5 cuadernos de hermosas tapas, diciéndome: “estuve a punto de tirarlos, pero prefiero que lo hagas vos después de leer lo que te interese. Si es que algo te interesa” Y allí encontré esto: textos cortos, reflexiones, descripciones, ideas, impresiones sobre lo que vivía, historias que inventaba, algún poema, recuerdos. A veces es él quien se mira a si mismo, otras es su cabeza la que habla o describe algo, en fin una cantidad de material desordenado y caótico.
  Porqué y para qué escribía Luis? Y sobre todo para quien? Aún no lo sé. Pero hoy se me ocurrió un destino adecuado para esto que es, en alguna forma, el espíritu de Luis, el hombre solo. Editaré este blog que permanecerá en la Web, solitario, inmutable, eterno, navegando junto a billones y billones de blogs, páginas y videos hasta que no haya más Web o sea hasta que no haya más mundo. Así navegará su espíritu, como Luis  vivió: uno entre millones pero solo.


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