( Supongo que llevaba el cuaderno en el coche, porqué encuentro cosas que parecen escritas inmediatamente después de suceder. Hechos intrascendentes, descripciones...ejercicios de estilo, tal vez?)
En la playa
Una pareja joven discute en la playa. Estoy
alejado, los veo pero no los oigo. Él está sentado, mira al mar y cada tanto la
mira a ella que está acostada boca abajo y le habla. Diría que le grita, por
como abre la boca, entrecierra los ojos y mueve las manos. Ella tiene el
corpiño del bikini desabrochado. Él mira una y otra vez la espalda desnuda. No
le gusta ese toque sexy de su chica. Probablemente estén de luna de miel. Ella
lo mira, lo escucha, no habla. Ignora su enojo, su reclamo. Claro, estamos en
el siglo XXI.
Él se levanta bruscamente, sigue protestando,
se pone una remera y se va de la playa. Ella se queda imperturbable, parece
dormida. Yo dejo de ocuparme del joven troglodita con probable flamante esposa
sexy y vuelvo a lo mío o sea a la mente en blanco.
A los pocos minutos lo veo venir enérgico, con
aire de triunfador. Lleva en la mano un tubo de bronceador que agita,
vociferante, mientras lo acerca a la cara de la joven.
Aún gruñendo, no lo oigo pero lo imagino, se
pasa el bronceador por brazos y piernas, , desprolijamente, con gestos sobreactuados. Deja el tubo a su lado y se recuesta, ahora en silencio. Al
rato ella levanta la cabeza y le habla. Le sonríe. Él la mira también sonríe.
Entonces toma el tubo y vuelca un poco del espeso líquido en la palma de la
mano ahuecada y comienza a cariciar con ella la espalda de su chica. Sonríe,
está más relajado. Las nubes se disipan.
Una idea para una película
Me gustaría
filmar el miedo de unos hombres en una trinchera donde hay uno que mira una
foto mientras escucha las explosiones y hay una bomba que cae en la trinchera y
el soldado de la foto despierta en una cama de un hospital sin una pierna y el
rostro quemado y donde hay una enfermera cuando él despierta y un médico
que entra y le dice: perdió la pierna y la belleza y la enfermera, que está detrás
del médico, ahora le sonríe y el llora desconsoladamente.
Llueve
La lluvia
fué torrencial y sorpresiva: no estoy preparado. Va a ser incómodo conducir
hasta casa. Voy a tener que cambiar el camino. Arenales se inunda, esa especie
de zanjón que dejaron mal arreglado va a estar intransitable. Caminar hasta el
parking va a ser difícil también. 2 cuadras salpicadas de charcos de todos los
tamaños, de todas las profundidades. Debo arremangarme los pantalones? No,
quedaría ridículo y sería inútil. Las orillas de las veredas desaparecieron: el
pequeño río que corre a lo largo de la cuadra las tapa. Los ríos, que son dos,
uno junto a cada vereda, casi alcanzan el centro de la calle. Hasta el parking,
4 ríos, más todos los charcos, los zapatos y los pantalones terminarán
empapados. Espero no resfriarme, mañana debo estar “a full” para la reunión de los viernes
En una Estación de Tren
-Puede
apurarse, por favor? Mi tren sale en 10 minutos- le digo al taxista.
Por fin llegamos. Se acerca al taxi un hombre con
barba y sin un brazo - No tengo monedas- le digo al barbudo que abrió la puerta
y corro hacia la escalera. En esta hay mucha gente, corro hacia la que está a
la izquierda. Empujo a una señora que arrastra una valija con una mano y un
niño con la otra. Subo los escalones de a 2 adelantándome a quienes suben
agarrándose de la baranda. Tengo que sacar el pasaje, miro las boleterías con
largas colas: imposible. Busco una máquina expendedora sin cola y me acerco
donde dos chicos jóvenes con bolsos en las manos aguardan turno. Sacan los
boletos rápido, yo también. Corro hacia el andén 3. Una oleada de gente viene
hacia mi. Me abro paso a empujones. Llego al andén, subo al tren, me siento, me
tranquilizoAlgo va a suceder
Es verano,
la Terminal de Micros de Retiro hierve. Un río de gente camina lentamente, como
adormecida. Todos los asientos están ocupados, la mayoría por mujeres grandes
con chicos. En los bares la gente sentada mira aburrida los televisores,
mientras toma algo. Los motores de los micros ronronean y llenan de gases los
andenes. Una pareja treintañera con un chico de poquitos años se mueve de una
punta a la otra de la estación. El lleva un bolso en la mano, ella empuja un
cochecito, el chico camina dificultosamente a su lado. Van atentos, miran a la
gente. Se paran, él le indica a ella una fila de pasajeros. El último de la fila
es un hombre mayor, lleva un traje sin corbata. Se le acercan, él se pone atrás
del hombre, ella al lado con el cochecito y el niño. Empieza a empujar el
cochecito hacia el hombre mientras le dice algo al chico. El se acerca aún más, empuja también al hombre, rozándolo por atrás.
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