domingo, 8 de junio de 2014

Luis va con el cuaderno a todas partes

( Supongo que llevaba el cuaderno en el coche, porqué encuentro cosas que parecen escritas inmediatamente después de suceder. Hechos intrascendentes, descripciones...ejercicios de estilo, tal vez?)


En la playa

 Una pareja joven discute en la playa. Estoy alejado, los veo pero no los oigo. Él está sentado, mira al mar y cada tanto la mira a ella que está acostada boca abajo y le habla. Diría que le grita, por como abre la boca, entrecierra los ojos y mueve las manos. Ella tiene el corpiño del bikini desabrochado. Él mira una y otra vez la espalda desnuda. No le gusta ese toque sexy de su chica. Probablemente estén de luna de miel. Ella lo mira, lo escucha, no habla. Ignora su enojo, su reclamo. Claro, estamos en el siglo XXI.
 Él se levanta bruscamente, sigue protestando, se pone una remera y se va de la playa. Ella se queda imperturbable, parece dormida. Yo dejo de ocuparme del joven troglodita con probable flamante esposa sexy y vuelvo a lo mío o sea a la mente en blanco.
 A los pocos minutos lo veo venir enérgico, con aire de triunfador. Lleva en la mano un tubo de bronceador que agita, vociferante, mientras lo acerca a la cara de la joven.
  Aún gruñendo, no lo oigo pero lo imagino, se pasa el bronceador por brazos y piernas, , desprolijamente, con gestos sobreactuados. Deja el tubo a su lado y se recuesta, ahora en silencio. Al rato ella levanta la cabeza y le habla. Le sonríe. Él la mira también sonríe. Entonces toma el tubo y vuelca un poco del espeso líquido en la palma de la mano ahuecada y comienza a cariciar con ella la espalda de su chica. Sonríe, está más relajado. Las nubes se disipan.


Una idea para una película

Me gustaría filmar el miedo de unos hombres en una trinchera donde hay uno que mira una foto mientras escucha las explosiones y hay una bomba que cae en la trinchera y el soldado de la foto despierta en una cama de un hospital sin una pierna y el rostro quemado y donde hay una enfermera cuando él despierta y un médico que entra y le dice: perdió la pierna y la belleza y la enfermera, que está detrás del médico, ahora le sonríe y el llora desconsoladamente.



Llueve

La lluvia fué torrencial y sorpresiva: no estoy preparado. Va a ser incómodo conducir hasta casa. Voy a tener que cambiar el camino. Arenales se inunda, esa especie de zanjón que dejaron mal arreglado va a estar intransitable. Caminar hasta el parking va a ser difícil también. 2 cuadras salpicadas de charcos de todos los tamaños, de todas las profundidades. Debo arremangarme los pantalones? No, quedaría ridículo y sería inútil. Las orillas de las veredas desaparecieron: el pequeño río que corre a lo largo de la cuadra las tapa. Los ríos, que son dos, uno junto a cada vereda, casi alcanzan el centro de la calle. Hasta el parking, 4 ríos, más todos los charcos, los zapatos y los pantalones terminarán empapados. Espero no resfriarme, mañana debo estar “a full” para la reunión de los viernes


En una Estación de Tren 

-Puede apurarse, por favor? Mi tren sale en 10 minutos- le digo al taxista.
Por fin llegamos. Se acerca al taxi un hombre con barba y sin un brazo - No tengo monedas- le digo al barbudo que abrió la puerta y corro hacia la escalera. En esta hay mucha gente, corro hacia la que está a la izquierda. Empujo a una señora que arrastra una valija con una mano y un niño con la otra. Subo los escalones de a 2 adelantándome a quienes suben agarrándose de la baranda. Tengo que sacar el pasaje, miro las boleterías con largas colas: imposible. Busco una máquina expendedora sin cola y me acerco donde dos chicos jóvenes con bolsos en las manos aguardan turno. Sacan los boletos rápido, yo también. Corro hacia el andén 3. Una oleada de gente viene hacia mi. Me abro paso a empujones. Llego al andén, subo al tren, me siento, me tranquilizo


Algo va a suceder


 Es verano, la Terminal de Micros de Retiro hierve. Un río de gente camina lentamente, como adormecida. Todos los asientos están ocupados, la mayoría por mujeres grandes con chicos. En los bares la gente sentada mira aburrida los televisores, mientras toma algo. Los motores de los micros ronronean y llenan de gases los andenes. Una pareja treintañera con un chico de poquitos años se mueve de una punta a la otra de la estación. El lleva un bolso en la mano, ella empuja un cochecito, el chico camina dificultosamente a su lado. Van atentos, miran a la gente. Se paran, él le indica a ella una fila de pasajeros. El último de la fila es un hombre mayor, lleva un traje sin corbata. Se le acercan, él se pone atrás del hombre, ella al lado con el cochecito y el niño. Empieza a empujar el cochecito hacia el hombre mientras le dice algo al chico. El se acerca aún más, empuja también al hombre, rozándolo por atrás.




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