Luis se fué el 25 de Noviembre de 2013. A fines de marzo le habían detectado un cáncer avanzado y él decidió no someterse a ningún tratamiento. Entonces me
llamó. Él era mi hermano y aunque nos queríamos, llevábamos varios años sin vernos. Nuestros contactos eran ocasionales, un Feliz
Navidad!, un mail cortito, poco más. Yo vivo en el Sur y vengo cada 4 o 5 años
y Luis hacía muchos años que no dejaba Buenos Aires. Pude compartir con él su
última semana de vida. Estaba sereno, yo diría que en paz o algo parecido.
Hablamos mucho, recordamos todo lo que pudimos, nos esforzamos por reír aunque algunas veces lloramos.
Luis no tenía a nadie en el mundo, solo a mí. Por
algún motivo que nunca entendí, en su juventud decidió ser Un Hombre Solo,
absolutamente solo. No se si él supo porqué. Nunca tuvo mujer, solo de joven alguna novia, tampoco amigos, ni conocidos. En el trabajo solo tenía
empleados. Su relación más cercana era Rosa la señora que hacía la limpieza en
su casa todas las mañanas.,
En aquellos días me dió instrucciones
para manejar su legado: Luis tenía bastantes bienes materiales y una Empresa.
No me quedaron dudas sobre que hacer con sus cosas. Seis meses después, todo
está en orden.
Solo hubo una cosa que, hasta hoy, no supe
resolver. Luis escribía y mucho. Yo no lo sabía hasta que me entregó 5 cuadernos de hermosas tapas, diciéndome: “estuve a punto de tirarlos, pero prefiero que lo hagas vos
después de leer lo que te interese. Si es que algo te interesa” Y allí encontré
esto: textos cortos, reflexiones, descripciones, ideas, impresiones sobre lo
que vivía, historias que inventaba, algún poema, recuerdos. A veces es él quien se mira a si mismo, otras es su cabeza la que habla o describe algo, en fin una
cantidad de material desordenado y caótico.
Porqué y para qué escribía Luis? Y sobre todo
para quien? Aún no lo sé. Pero hoy se me ocurrió un destino adecuado para esto
que es, en alguna forma, el espíritu de Luis, el hombre solo. Editaré este blog
que permanecerá en la Web, solitario, inmutable, eterno, navegando junto a billones y billones de blogs, páginas
y videos hasta que no haya más Web o sea hasta que no haya más mundo. Así navegará su espíritu, como Luis vivió: uno entre millones pero solo.